Muchas veces la falta de tiempo o el querer hacer las cosas simples dan lugar a caer en errores. A veces, incluso, los fantasmas que nos rondan hacen que exageremos la realidad con tal de culpar a éstos. Dependiendo de quien incurra en esto y en donde, la cuestión tendrá más o menos importancia. Digo esto porque viendo el otro día (29/12/08) el programa de entrevistas de CNN+ -"Cara a cara", presentado por Antonio San José- Àlex Rovira, economista, en una de sus respuestas afirmó que Miguel Servet había sido quemado por la Sta. Inquisición por haber descubierto la circulación la sangre en el corazón.
Servet (1511-1553) es conocido, popularmente, como científico, sin embargo realmente era teólogo (en realidad por aquel entonces todo era teología o filosofía depende de como lo queramos llamar), de hecho su descubrimiento lo publicó en Christianismi Restitutio (La restitución del Cristianismo), una obra de teología en la que la circulación menor ocupaba un pequeño espacio en uno de los capítulos. Es más, no demostró empíricamente su hallazgo sino que se basó, en gran parte, en razones teológicas*. Servet sostenía que era la sangre la que contenía el alma y la diseminaba por todo el cuerpo desde el corazón. Además de esto también defendía el bautismo en la edad adulta y negaba que Jesucristo fuese la encarnación de Dios. Este conjunto de afirmaciones fueron las que provocaron que en una época donde la libertad religiosa o de conciencia no existía, y pecaría de anacronismo aquel que la defendiese, Servet fuese ejecutado en la hoguera, pero no por la Inquisición, sino por Calvino en Ginebra. Es cierto que con anterioridad había sido capturado en Francia pero logró escapar y fue quemado en efigie, esta vez sí, por la Inquisición de la Iglesia católica.
* Lease Historia de la Ciencia, John Gribbin. Ed. Crítica.
Aníbal