Siempre soy de las que compran la entrada para un evento (conciertos, teatro o acontecimientos varios) con sobrada antelación. Pero esta vez y por casualidades de la vida, mi compañero de conciertos Oscar, mi inseparable amiga Elba y servidora nos plantamos el mismo día del concierto en la puerta de la Sala Nasa de Santiago confiando en comprar nuestras entradas para ver a Lori Meyers, transacción que no debía durar mas de un minuto. Tal y como rezaba el cartel ,“18 euros en taquilla”, pues se entiende éso, que hay entradas a la venta en taquilla además de la venta anticipada en los establecimientos habituales. La cara que se nos quedó cuando, tras un viaje relámpago desde Orense, nos dicen que no, que está todo completo y que allí no se vende nada, fué de foto.
Solo quedaban dos opciones: volver a Orense con el rabo entre las piernas y el fracaso en la cara, o atrincherarse en la taquilla cual barco de Chanquete en plan “no nos moverán”. Y eso fué lo que hicimos, esperar durante casi 2 gélidas horas en las que nos dió tiempo para muchas cosas a la vez que nos quedábamos de cartón piedra. Hicimos pandilla con otros incautos como nosotros, escuchamos a los teloneros, los compostelanos Hyde Casino que no suenan nada mal, y aburrimos a la pobre taquillera preguntándole cada dos por tres si no pondrían unas cuantas entradas a última hora. Desde aquí quiero enviar un saludo a esta chica, Noela, y agradecerle su amabilidad, simpatía y, sobre todo, infinita paciencia con la que manejó la situación, nada fácil por cierto.
Finalmente, y ya con Lori Meyers en el escenario, conseguimos entrar y disfrutar de su único (y casi exclusivo) concierto en Galicia. Los granadinos fueron recibidos por un público totalmente entregado al que deleitaron con temas de sus primeros discos como “Sus nuevos zapatos” o “Dilema” alternados con los cortes de su último trabajo ”Cronolánea”, calificado como mejor disco del 2008 por la revista “Mondosonoro”. “Copa para dos”, “Saudade” o la encantadora “Luciérnagas y mariposas” son ejemplos de su personal estilo, a medias entre el indie y el pop, con un toque que recuerda a los grupos de los 60 como Los Brincos. Sin embargo los prefiero en plan cañero con canciones como “Alta fidelidad” o “Luces de neón” con las que pusieron un fantástico fín de fiesta junto con un nuevo tema adelanto de su próximo disco.
Resumiendo, le doy la razón a mi primo Jaime, mucho mejor en directo que en cd. El sonido estuvo bastante bien a pesar de que la sala no pasa de ser un garaje con un par de pintadas en las paredes, poco aforo y dudosa confortabilidad. Pero bueno, visto el percal como para quejarse, y éso que, en comparación, nos pasamos mas tiempo en la puerta que dentro. Vamos, que otra como ésta no nos vuelve a pasar, ¿verdad Oscar?
Para terminar os dejo con uno de mis temas favoritos, “Alta fidelidad”, con un sencillo pero original vídeo, aunque la idea de los recortables ya la utilizaron Pete Doherty y los Babyshambles en el clip “French dog blues”. Disfrutadlo.
Trinity.