"¿Y si la matamos?" "No, bastará con partirle las piernas". Podría ser el diálogo de una escena digna de "El Padrino". La patinadora estadounidense Tonya Harding (Portland, 1970), su ex marido, Jeff Gillooly, y un chalado llamado Shawn Eckardt, acuerdan en enero de 1994 contratar a un matón para que éste golpee con una barra las bellas piernas de Nancy Kerrigan, también patinadora y rival de Harding en el Campeonato Nacional. Kerrigan fue atacada y Harding ganó. Pero en los Juegos de Lillehammer, Nancy se recuperó y logró la medalla de plata. Harding terminó octava, siendo después investigada y sancionada. Justo castigo para una talentosa patinadora, criada en una familia inestable e incapaz de asumir la derrota. Supo caer más bajo, a raíz del incidente: agresiones a los periodistas, simulación de secuestros, relaciones tempestuosas con tipos peligrosos, estrella porno en Internet, detenciones por excesos con el alcohol y las drogas, escándalos callejeros, intentos frustrados en la lucha americana y el boxeo... Un show con final incierto. La terrible decadencia de una loba con piel de cisne.
Publicado en La Región (17-12-2007)