Ayer cumplí con la cita tradicional por estas fechas, visitar la Villagarcía Basket Cup, torneo de baloncesto al que hemos visto crecer desde sus primeras ediciones en el pabellón de Fontecarmoa. Hoy está considerado entre los más interesantes y mejor organizados en su categoría, que varía entre los equipos sub 20 o junior; unas veces clubes de lo mejorcito del mundo, otras, como en el caso de esta Edición, selecciones nacionales.
El torneo se desarrolla en el Fexdega de Villagarcía, un recinto ferial sobre el cual han montado una zona de competición, con pista de parquet y gradas, y una zona lúdica, con pistas de minibasket. La Basket Cup tiene un ambiente especial, porque combina una buena organización con las peculiaridades enxebres de nuestra tierra. Es un torneo que crece y mejora, manteniendo ese toque provinciano e ilusionante, que lo convierte en acogedor para cualquier tipo de público. Los amantes del juego descubrirán algunos de los talentos del futuro (otros desaparecerán misteriosamente) y los acompañantes se divertirán con los entretenimientos de las gradas: la mascota del Unicaja, Chicui, es sensacional. ¡Qué decir del incomparable Suso! Descubierto por mucha gente en la gira "Eñemanía" de la Selección Española, ya era un clásico en Villagarcía.
En la presente edición destacaría el bajo nivel de la mayoría de selecciones. Siempre estamos abiertos a ver baloncesto de cualquier latitud, pero la selección de Nueva Zelanda o de la República Checa, están por debajo del resto. Otro caso es la de Angola, que posee jugadores con excelentes condiciones físicas pero poca cabeza y escasos fundamentos. Podemos estar satisfechos con nuestra España. No posee ningún talento descollante -quizá Joseph Franch, por su dominio del balón, y Nacho Llovet, por su bravura, sean los más destacados- pero, resultados aparte, todo el equipo mantiene un nivel medio muy bueno. Intenso en defensa y hábil en el ataque. Sin nada que envidiar a los atléticos franceses o a los fríos rusos. Queda demostrado que España es una potencia mundial en las categorías de formación, gracias al trabajo de la Federación y algunos clubes en los últimos años.
Si deciden acercarse por Villagarcía de Arosa, que no es el Finis Terrae pero se encuentra próxima a ello, les recomiendo presten atención a los siguientes jugadores:
Nueva Zelanda: la "Haka" que realizan antes de cada encuentro es un espectáculo. De baloncesto, poca cosa. El único al nivel es el alero Ethan Rusbatch (nº 12), intenso de principio a fin. Me gustó el base Stefan Mandic (4), sin cuerpo para soportar la batalla pero con buenos detalles de inteligencia y lectura del juego.
República Checa: son tan fríos estos centroeuropeos que uno no sabe si sufren, ríen o lloran. Ondrej Kohout (12) es un hombre alto con alergia a pegarse bajo el aro y más tendente a desarrollar una excelente suspensión. El base Adam Ciz (11) es un tipo sacrificado que defiende, reparte juego y lanza en el momento adecuado.
Angola: el público se enamoró del pequeño base Emanuel Antonio (10), tan rápido y pasional como descerebrado en sus acciones. A mi juicio, el mejor fue el ala pivot Islando Manuel (13), valiente, hábil y luchador bajo el aro. Buen tiro exterior y rápido al contragolpe. Su único defecto fue la propensión a cometer faltas sin criterio. Algo general en el representante africano. Poseen el físico pero adolecen de falta de táctica y técnica. Por cierto, verán al mítico Jean Jacques Conceiçao en el banquillo, uno de los artífices del "angolazo" en Barcelona 92.
Italia: de los espaguetinis, comentar su solvente dúo de bases y la muñeca, indisolublemente unida al carácter, del alero Alessandro Gentile (12). Todo indica que la orgullosa Italia sigue más preocupada del calcio que del pallacanestro.
Alemania: quizá el equipo más alto del torneo, con cinco torres que superan los 2,04 metros. Ninguno es Christian Welp pero todos miran a Danilo Barthel (11). Tampoco se atisba un Nowitzki, un Okulaja o al menos un Harnisch. Un equipo sin gran personalidad, al menos por lo demostrado ayer.
Francia: el centro de Alto Rendimiento de París está trabajando a buen nivel. El equipo galo es tan atlético o más que los saltarines angoleños. La gran atracción en Villagarcía es Vincent Pourchot (15) un jovencito de 2,19 metros, con serios problemas de apoyo en sus interminables piernas. Sus compañeros atesoran muy buenos fundamentos y disposición. Ojo a esta generación.
Rusia y España: dos excelentes equipos. Trabajadores, de buenas condiciones y juego colectivo. En el enfrentamiento directo de ayer, Rusia mostró más fortaleza mental y ganó, a pesar de que España dominó la primera parte. En ocasiones da gusto verlos jugar. Sí, puede que no tengamos un Gasol o un Kirilenko, pero esta quinta puede aportar solventes jugadores al baloncesto profesional.
Basket y turismo en uno. Visiten la Villagarcía Basket Cup.
www.vilagarciabasketcup.es
www.solobasket.com
El torneo se desarrolla en el Fexdega de Villagarcía, un recinto ferial sobre el cual han montado una zona de competición, con pista de parquet y gradas, y una zona lúdica, con pistas de minibasket. La Basket Cup tiene un ambiente especial, porque combina una buena organización con las peculiaridades enxebres de nuestra tierra. Es un torneo que crece y mejora, manteniendo ese toque provinciano e ilusionante, que lo convierte en acogedor para cualquier tipo de público. Los amantes del juego descubrirán algunos de los talentos del futuro (otros desaparecerán misteriosamente) y los acompañantes se divertirán con los entretenimientos de las gradas: la mascota del Unicaja, Chicui, es sensacional. ¡Qué decir del incomparable Suso! Descubierto por mucha gente en la gira "Eñemanía" de la Selección Española, ya era un clásico en Villagarcía.
En la presente edición destacaría el bajo nivel de la mayoría de selecciones. Siempre estamos abiertos a ver baloncesto de cualquier latitud, pero la selección de Nueva Zelanda o de la República Checa, están por debajo del resto. Otro caso es la de Angola, que posee jugadores con excelentes condiciones físicas pero poca cabeza y escasos fundamentos. Podemos estar satisfechos con nuestra España. No posee ningún talento descollante -quizá Joseph Franch, por su dominio del balón, y Nacho Llovet, por su bravura, sean los más destacados- pero, resultados aparte, todo el equipo mantiene un nivel medio muy bueno. Intenso en defensa y hábil en el ataque. Sin nada que envidiar a los atléticos franceses o a los fríos rusos. Queda demostrado que España es una potencia mundial en las categorías de formación, gracias al trabajo de la Federación y algunos clubes en los últimos años.
Si deciden acercarse por Villagarcía de Arosa, que no es el Finis Terrae pero se encuentra próxima a ello, les recomiendo presten atención a los siguientes jugadores:
Nueva Zelanda: la "Haka" que realizan antes de cada encuentro es un espectáculo. De baloncesto, poca cosa. El único al nivel es el alero Ethan Rusbatch (nº 12), intenso de principio a fin. Me gustó el base Stefan Mandic (4), sin cuerpo para soportar la batalla pero con buenos detalles de inteligencia y lectura del juego.
República Checa: son tan fríos estos centroeuropeos que uno no sabe si sufren, ríen o lloran. Ondrej Kohout (12) es un hombre alto con alergia a pegarse bajo el aro y más tendente a desarrollar una excelente suspensión. El base Adam Ciz (11) es un tipo sacrificado que defiende, reparte juego y lanza en el momento adecuado.
Angola: el público se enamoró del pequeño base Emanuel Antonio (10), tan rápido y pasional como descerebrado en sus acciones. A mi juicio, el mejor fue el ala pivot Islando Manuel (13), valiente, hábil y luchador bajo el aro. Buen tiro exterior y rápido al contragolpe. Su único defecto fue la propensión a cometer faltas sin criterio. Algo general en el representante africano. Poseen el físico pero adolecen de falta de táctica y técnica. Por cierto, verán al mítico Jean Jacques Conceiçao en el banquillo, uno de los artífices del "angolazo" en Barcelona 92.
Italia: de los espaguetinis, comentar su solvente dúo de bases y la muñeca, indisolublemente unida al carácter, del alero Alessandro Gentile (12). Todo indica que la orgullosa Italia sigue más preocupada del calcio que del pallacanestro.
Alemania: quizá el equipo más alto del torneo, con cinco torres que superan los 2,04 metros. Ninguno es Christian Welp pero todos miran a Danilo Barthel (11). Tampoco se atisba un Nowitzki, un Okulaja o al menos un Harnisch. Un equipo sin gran personalidad, al menos por lo demostrado ayer.
Francia: el centro de Alto Rendimiento de París está trabajando a buen nivel. El equipo galo es tan atlético o más que los saltarines angoleños. La gran atracción en Villagarcía es Vincent Pourchot (15) un jovencito de 2,19 metros, con serios problemas de apoyo en sus interminables piernas. Sus compañeros atesoran muy buenos fundamentos y disposición. Ojo a esta generación.
Rusia y España: dos excelentes equipos. Trabajadores, de buenas condiciones y juego colectivo. En el enfrentamiento directo de ayer, Rusia mostró más fortaleza mental y ganó, a pesar de que España dominó la primera parte. En ocasiones da gusto verlos jugar. Sí, puede que no tengamos un Gasol o un Kirilenko, pero esta quinta puede aportar solventes jugadores al baloncesto profesional.
Basket y turismo en uno. Visiten la Villagarcía Basket Cup.
www.vilagarciabasketcup.es
www.solobasket.com