Las sucesivas,
en algunos casos rápidas eliminaciones, o inesperados resultados de nuestros
olímpicos en esta primera semana en Tokio suscitan la inquietud en los medios
y aficionados españoles.
Algunos sufren de 'medallitis', un proceso febril de
desánimo, casi desesperación, que acontece cada cuatro años. Son los que
consideran el valor de la participación en los Juegos, única y exclusivamente,
por el número de medallas logradas.
Existe una variante mas peligrosa y hoy sin vacuna, la
denominada 'áurea'. A quienes sólo les sirve las de Oro. Nada menos.
El deporte no son matemáticas. Los atletas no son
robots. La baja de Simone Biles, favorita absoluta en la gimnasia, nos enseña
la cantidad de factores -personales y externos- determinantes en el resultado
de la competición.
Para algunos deportistas, el éxito es la clasificación
para unos Juegos. Competir contra los mejores del mundo en su especialidad.
Otros aspiran a medalla, sí. El éxito para ellos siempre es, primero, rendir al máximo de sus
posibilidades; segundo, disfrutar de la opción de subir al podio.
Cultura deportiva. Valoremos primero el esfuerzo del
deportista. Si se entrega al máximo, nada se le puede reprochar. Gracias por
representar tan bien a España.
A los críticos de taberna aquejados de 'medallitis': sólo espero que apliquen en su trabajo y responsabilidades esa exigencia. Mejor nos irá en este país.
Foto: NP
Publicado en La Región (30 julio 2021)