Media de cuatro horas en el aeropuerto, prohibición de
alejarse de la zona olímpica y seguimiento 24 horas a través del dispositivo
móvil. Normas que harían las delicias de Kim Jong-un.
Dar positivo en uno de los test diarios supone la
cuarentena y el fin de los Juegos para el atleta o técnico. Para el golfista
español Jon Rahm, el no poner siquiera los pies en suelo nipón, al notificarse
en su domicilio de Arizona.
Al palo de la ausencia del número 1 mundial se añadió
el lío bochornoso por su sustituto. La federación española de golf
preseleccionó en marzo a cuatro jugadores según el ránking: Sergio García, Rafa
Cabrera, Adri Arnaus y Jorge Campillo, con el gallego Santi Tarrío muy cerca.
Las anunciadas renuncias de García y Cabrera dieron la
oportunidad a Arnaus. La repentina baja de Rahm abrió la puerta a Campillo.
Entonces, la federación anunció que no había tiempo material para incorporarlo.
El empeño del golfista y su propia gestión médica y administrativa no dejó en
buen lugar a la entidad.
Para colmo, el gallego Santi Tarrío, hoy por delante en
el ránking, exigió la plaza, lamentando la falta de previsión y empatía.
Irá Campillo.
La Federación asumió el error y pidió disculpas, algo inusual en la de fútbol.
Para meter la cabeza en un hoyo.
Foto: OKdiario
Publicado en La Región (28-julio-2021)