SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

sábado, 31 de julio de 2021

LUCHAR CONTRA LOS ELEMENTOS


Hace unos cuantos veranos, cuando quien esto escribe sufría la enfermedad de la adolescencia, paseaba por delante del pabellón de Os Remedios en una de aquellas terroríficas tardes ourensanas.

Para quienes hoy protestan por el calor y el cambio climático, aquel día se superaban los 35 grados, la pistas exteriores eran puro fuego y el ambiente era irrespirable, por diversos incendios que acorralaban a la ciudad.

En la pista de baloncesto se encontraban dos amigos de la calle -¡que habrá sido de ellos!- jugando, tan tranquilos. Eran dos guineanos. De piel negra como el carbón. Corriendo, saltando, lanzando a canasta.

Yo, mucha cordura no poseía. La suficiente para preguntarles si no estaban locos por jugar en semejante horno. "¿Calor? Esto es agradable. Calor hace en Guinea. Alli pasamos fácilmente los 45 grados", me respondieron con una sonrisa. (Siempre con una sonrisa. Gente magnífica).

Por si fuesen pocos los problemas en Tokio, se añadieron los elementos para darle pimienta. El temido tifón -menos poderoso de lo esperado- y el calor extenuante, agravado por la habitual humedad de la zona.

Varios tenistas cayeron como moscas. "Puedo terminar el partido, también puedo morir", protestaba al juez el ruso Daniil Medvedev. Difícil entender cómo partidos de este nivel se disputan a unas horas en las que sólo disfrutarían mis amigos guineanos.

Foto: Santa María Times

Publicado en La Región (31 julio 2021)