Algunos se rebelan y desertan. Prefieren afrontar el
oceáno y los tiburones al hambre y la policía secreta. Triste realidad. La
dictadura los califica como 'gusanos'.
La prueba de -91 kilos de boxeo olímpico en Tokio
enfrentó al cubano Julio César de la Cruz 'la sombra' contra el nacionalizado
español Emmanuel Reyes Pla.
Reyes Pla 'el profeta' sufrió una odisea para huir de
La Habana y entrar al bar de su abuela en Coruña: cuatro meses oculto en un
piso en Rusia, otros tantos en un centro de refugiados austríaco y en un centro de inmigrantes alemán. Tras mil penurias, se nacionalizó español y
aterrizó en Tokio dispuesto a "arrancar cabezas".
El duelo fue igualado, con decisión final más o menos
discutible de los jueces. Es deporte y hay que asumirlo. Ganó de la Cruz.
Sobraron su proclama prodictadura -hay que ganarse los frijoles- y los insultos
de la delegación cubana, respaldados en la isla por partidarios y monigotes del
régimen.
Así está la otrora perla del Caribe. Un 'gran hermano'
en un paisaje de ensueño. La cárcel perfecta: arriba, el cielo; alrededor, el
oceáno y los tiburones.
¿Qué sería Cuba en libertad? Un país de familias reconciliadas y sin gusanos. Una potencia mundial de excepcionales deportistas.
Foto: Marca
Publicado en 'La Región' (1 agosto 2021)