SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

martes, 3 de agosto de 2021

MEJOR, CEÑIRSE AL PROTOCOLO

Por si fuesen pocos los problemas e inconvenientes para el comité organizador de los Juegos, ahora afronta el empeño -en algunos casos obsesión- de algunos atletas por usar el escaparate del podio como palco de reivindicaciones.

Sucedió con la reciente medalla de plata en lanzamiento de peso femenino, la estadounidense Raven Saunders. Saunders aprovechó el momento para realizar un gesto en "reconocimiento de la comunidad LGTBI, la minoría negra y las personas con enfermedades mentales", declaró.

La lanzadora no necesitaba llamar la atención y robar el protagonismo a la ganadora. Su propia trayectoria de superación y esfuerzo es digna de reconocimiento. No precisaba más para suscitar el cariño de cualquiera con un mínimo de sensibilidad.

La Carta Olímpica, la ceremonia de inauguración y todos los discursos en Tokio proclaman la igualdad entre los atletas, sin distinción de raza, credo, sexo, origen u orientación sexual. De forma clara y rotunda.

Lo que el COI quiere evitar es una pasarela de manifestaciones, más o menos justas. Un circo de muecas que superen el verdadero objeto de los podios. Felicitar y premiar a los tres mejores por su esfuerzo. Habrá sanciones.

Si todos tienen derecho a opinar. ¿Por qué no puede reivindicar un saudí la poligamia? ¿Y un chino la represión de Hong Kong? ¿Y un indio la división en castas? Mejor, ceñirse al protocolo.

Publicado en La Región (3 agosto 2021)

Versión original del diario La Región (enlace)