SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

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jueves, 8 de mayo de 2008

LA IRA, PECADO CAPITAL DE BOBAN JANKOVIC



Un momento de ira incontenible y adiós a los sueños en el Olimpo. El jugador de baloncesto serbio Boban Jankovic (1963-2006) pertenecía a esa raza de ganadores compulsivos, torrente de de expresiones incontrolables en la pista. Una mala tarde del 28 de abril de 1993 de nuevo se dejó llevar por la frustración y rabia, tras ser eliminado por faltas en la semifinal de la Liga griega. Furioso, descargó su ira a cabezazos contra la protección acolchada de la canasta. Todo es posible en Grecia. Que la canasta no tuviese la protección reglamentaria y que Boban fracturase la tercera vértebra cervical contra un poste de acero. Un golpe seco y fulminante. "¡No siento nada, me voy a morir! gritaba inmóvil y ensangrentado ante las cámaras de media Europa. Terminó tetrapléjico, abandonado por su mujer, arruinado tras 12 años de recuperaciones infructuosas. Depresivo, con el único aliento de su hijo Vladimir. En 2002 recibió un muy emocionante homenaje en el mismo pabellón donde se produjo la desgracia, vano consuelo. Cuatro años después le falló ese corazón que ya tenía herido, desde que el destino le cortó las alas.



Publicado en La Región (07-05-2007)