Un momento de ira incontenible y adiós a los sueños en el Olimpo. El jugador de baloncesto serbio Boban Jankovic (1963-2006) pertenecía a esa raza de ganadores compulsivos, torrente de de expresiones incontrolables en la pista. Una mala tarde del 28 de abril de 1993 de nuevo se dejó llevar por la frustración y rabia, tras ser eliminado por faltas en la semifinal de la Liga griega. Furioso, descargó su ira a cabezazos contra la protección acolchada de la canasta. Todo es posible en Grecia. Que la canasta no tuviese la protección reglamentaria y que Boban fracturase la tercera vértebra cervical contra un poste de acero. Un golpe seco y fulminante. "¡No siento nada, me voy a morir! gritaba inmóvil y ensangrentado ante las cámaras de media Europa. Terminó tetrapléjico, abandonado por su mujer, arruinado tras 12 años de recuperaciones infructuosas. Depresivo, con el único aliento de su hijo Vladimir. En 2002 recibió un muy emocionante homenaje en el mismo pabellón donde se produjo la desgracia, vano consuelo. Cuatro años después le falló ese corazón que ya tenía herido, desde que el destino le cortó las alas.
Publicado en La Región (07-05-2007)