SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

miércoles, 10 de septiembre de 2008

LA MENTIRA DEMOCRÁTICA (por Rokudán)




La reciente designación, por los partidos políticos, de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, ha puesto de manifiesto, una vez más, que el poder real en esta mal llamada democracia, está, en las cúpulas de los partidos políticos y no en el parlamento y mucho menos en el pueblo, como muchos ingenuos todavía creen. En la, ahora, denostada época del General Franco, la Junta de Gobierno del Tribunal Supremo, que era su equivalente, se elegía por votación, entre los propios magistrados y solo el Jefe del Estado designaba, de entre una terna, a su presidente. No parece que se haya mejorado nada, todo lo contrario se ha degradado bastante.

Como muy bien decía Fernández de la Mora, la única forma de gobierno conocida a lo largo de la historia, es que unos pocos gobiernan a todos y eso se llama oligarquía; la democracia, es decir, el gobierno del pueblo por el pueblo no ha existido nunca, porque eso es tan imposible como que uno se opere un ojo a si mismo.

Lo que comúnmente llamamos democracia, es un sistema de representación por el cual los electores eligen a sus representantes mediante un sistema electoral que puede ser más ó menos complejo, aunque nunca totalmente representativo. Otra característica fundamental, de este sistema, es la separación de poderes para evitar el abuso y la tiranía. Esta separación solo se consigue mediante elecciones independientes a los órganos ejecutivo, legislativo y judicial.

En España no hay separación de poderes, hay fusión de poderes. El jefe del partido que gane por mayoría, tiene en sus manos, el poder ejecutivo, a través de su grupo parlamentario también el legislativo y, a su vez, mediante las cuotas correspondientes, puede designar la mayoría de los miembros del poder judicial, que naturalmente serán siempre de su cuerda.

El fin de las elecciones es que, en teoría, los electores elijan a sus representantes. Esto, naturalmente, no ocurre porque son los partidos los que designan a quienes serán diputados y al elector solo le queda la opción de árbitro entre una u otra oligarquía partitocrática. El diputado, en la práctica, es un empleado del partido y su función principal, aparte de parasitar plácidamente en el presupuesto, es aplaudir a su líder cuando habla en el Parlamento, votar incondicionalmente lo que propone, repetir como un papagayo las consignas del momento y pasar a cobrar a fin de mes.

Por consiguiente, las sesiones del Parlamento son una representación teatral, enormemente costosa, con pretensiones, cara al público, de veracidad. La verdad real es que todo lo importante se decide fuera del Parlamento entre las cúpulas de los partidos, como muy bien acabamos de ver. Esto se llama partitocracia, (gobierno de los partidos) no democracia, ya que no reúne ninguno de los componentes que la caracterizan y, si se quiere hablar con propiedad, mejor seria denominarla, mentira democrática.