Ayer tuve la oportunidad de ver la tan cacareada "Che, el argentino", película que ha devuelto el interés general por la figura de este guerrillero, confirmando la ignorancia supina de la kultura e hintelectualidad que nos rodea sobre el personaje en particular y la Revolución cubana en general.
La impresión -personal- al término de la película es de "¿ya está?". En mi opinión, el director Steven Soderbergh se queda en el mero intento. No es sencillo resumir la trayectoria de Ernesto Guevara en dos horas y media, pero el resultado me pareció paupérrimo en cuanto a argumento y pésimo en cuanto a filosofía destilada.
Acierto, físico e interpretativo, de Benicio del Toro. El portorriqueño tiene ese semblante mesiánico que describe el interior del Che. No la dulzura de Gael García Bernal en la ilusa "Diarios de una motocicleta". Espléndido Santiago Cabrera como Camilo Cienfuegos y un poco forzado Demián Bichir como Fidel Castro. Buena ambientación y pare de contar.
Otros aciertos: la determinación y capacidad de trabajo del Che está bien reflejada, así como sus continuos ataques asmáticos. La particular idiosincracia de los guerrilleros y del propio ejército del gobierno (los cubanos son un mundo aparte). La existencia de otros grupos en la Sierra de ideas diferentes y de la llamada Guerrilla del Llano en los núcleos urbanos (que luego Fidel se encargará de eliminar).
Errores garrafales: vemos los problemas de adaptación del Che en las primera escaramuzas como algo puntual. Lo cierto es que sólo Camilo Cienfuegos y Raúl Castro, aparte de sus acólitos, congeniaron con el argentino. Entre los supervivientes de la Sierra -muchos de los cuales están en el exilio- coincide el recuerdo de una mala relación con Guevara, apodado como el "chango" por su higiene descuidada -después de la Sierra-, criticado por su peloteo hacia el lider y su gusto por los fusilamientos y el tiro en la nuca.
Se nos presenta a un Guevara justo y consecuente. No cabe duda que mantener la disciplina en la tropa obligó a imponer medidas estrictas en la Sierra. Pero el director esquiva la más que probada implicación del Che en los fusilamientos arbitrarios, que él realizaba personalmente y provocaron más de una queja a Fidel Castro. Se olvidan episodios como la pena de muerte para un adolescente guerrillero que robó una lata de leche para comer o los fusilamientos de los desertores. Guevara fue implacable. "Ante la duda, mátalo", fueron las órdenes a sus hombres. De su gusto perverso por la ejecución y la sensación del poder divino para decidir el destino de los demás queda como ejemplo su impecable trabajo en el cuartel de La Cabaña, donde se fusiló con generosidad tras el triunfo revolucionario. Acciones que reconoció abiertamente.
¿Genio Militar? Antiguos compañeros niegan categóricamente tal idea, así como el supuesto valor de Fidel Castro (de quien se ha dicho sentía pavor ante los bombardeos). En todo caso, debo apuntar que el asalto al Tren blindado en Santa Clara no fue la epopeya relatada en la película. De hecho se pactó la rendición y los soldados regresaron a La Habana. Al coronel Casillas se le denigra cual cobarde, cuando en realidad opuso una férrea resistencia en la ciudad y sólo claudicó por orden superior. La leyenda supera aquí a la verdad.
¿Cuba revolucionaria? Como suele ser habitual, se mezcla el tocino, la velocidad y la estupidez. Tanto el triunfo de la revolución -cuyo ejército apenas alcanzó los 400 hombres en su mejor momento de lucha- como el incomprensible desmoronamiento del ejército de Batista, fueron una auténtica sorpresa en el país. La oposición estaba integrada por decenas de grupos de muy diversa tendencia. La habilidad de Castro fue atraerse a los simpatizantes y eliminar a los rivales. Fidel, por su carisma y Camilo Cienfuegos, por su carácter jovial, fueron los más aclamados por el pueblo, pero tras el triunfo revolucionario (antes eran bastante desconocidos por el ciudadano medio). El Che no conectaba con la sociedad cubana. No poseía la oratoria de Castro ni la espontaneidad de Camilo. Su labor en el Banco Nacional y el Ministerio de Industria fueron un completo fracaso, entre otros motivos porque el "Nuevo hombre" que intentó imponer no casaba en absoluto con el cubano. La mitología creada tras su muerte fue otra maravillosa operación publicitaria e impuesta con calzador por el Comadante en Jefe.
En próximos capítulos intentaremos descubrir la verdadera cara de Ernesto Guevara con los hechos históricos. No puedo terminar el comentario sin destacar otra estupidez del director. La película contiene escenas en la Sierra Maestra y en su visita a la sede de la ONU, en Nueva York. Las segundas son en blanco y negro, en medio de un ambiente hostil, lóbrego, de fríos rascacielos y fiestas superficiales. Donde la vida del Che parece correr peligro por expresar "el sentimiento del pueblo cubano" en la misma boca del lobo Imperialista. Esta sociedad en negro contrasta con la cuba en color del advenimiento de la revolución. Resulta curiosa la comparación, señor Soderbergh, porque desde la entrada de Castro en La Habana, allá por 1959, no se ha visto a nadie criticar la Revolución en el "parlamento" cubano.
Señor Soderbergh, también querría decirle que leí una entrevista suya en la que, mostrando su miopía, declaraba que el Che era un luchador por la libertad sin la radicalidad de Stalin o Mao. Lea alguno de sus discursos durante la famosa Crisis de los Misiles, el publicado en la revista "Verde Olivo", de 1968 termina así:
"Seguir por el camino de la liberación, aunque nos cueste millones de víctimas atómicas"
Como terapia de choque le recomiendo, señor Soderbergh, que vea la película "Che!", dirigida en 1969, en la que su ídolo no sale muy bien parado. Generalmente denostada por una crítica progre y rellena de los tics revolucionarios. Con el paso del tiempo se está demostrando que se ajusta más a los hechos que su cuidado pero insulso trabajo (Lamento el estado de las imágenes)