Benjamin Sinclair Johnson (Jamaica, 1961) se mudó con su madre a un suburbio de Toronto a los 15 años. Era un fenomenal velocista, pero él quería ser el mejor. En 1981 pensó: "¿por qué romperme el culo con 20 años si otros trabajan menos y corren más?". Bajo el asesoramiento del ex atleta Charlie Francis comenzó a doparse y a pulverizar sus resultados. En 1987 batió el récord de los 100 metros lisos. En los Juegos Olímpicos de Seúl, en 1988, convertido en una montaña de músculos, lo redujo todavía más, venciendo a otros tres dopados: Carl Lewis, Linford Christie y Dennis Mitchell. Horas después sólo Ben dio positivo por Estanozolol. De "Big Ben" pasó de forma instantánea a ser el más odiado de su Canadá adoptiva. Sin medalla ni récords regesó, dos años después de la sanción. Sin cambios. En 1993 fue sancionado de por vida por su reincidencia. En 1999 fue el entrenador personal de Al-Saadi Gadafi, futbolista en hijo del dictador libio, quien también dio positivo en Italia. Ben Johnson promociona ahora productos "energéticos". Su caso despertó del ideal olímpico a muchos soñadores.
Publicado en La Región (22-01-2007)