SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

martes, 5 de febrero de 2008

ELEGANCIA INNATA (II): JULIUS ERVING

Durante la década de los noventa todos los niños que jugaban al baloncesto querían ser como Michael Jordan -"Like Mike" fue, por cierto, el lema de una de sus innumerables campañas publicitarias-, sin saber que, el propio Mike quería ser Julius Erving cuando era uno como ellos. Uno como nosotros.

Julius Erving (Roosevelt, Nueva York, 1950) conocido como el "Doctor J" ha sido uno de los jugadores de baloncesto más elegantes en cualquiera de sus movimientos. Sus mates, sus tiros en suspensión, su bandejas agarrando la pelota con una sola mano, sus increíbles acciones a aro pasado, su rostro siempre sereno... Sus mejores momentos forman parte ya de la Historia de este deporte. Poseía un cuerpo atlético, sin la excesiva definición muscular de los jugadores contemporáneos, espigado y bien proporcionado. A excepción de su etapa "afro", era un tipo muy elegante vistiendo, hablando y desenvolviéndose en público. Además, supo retirarse a tiempo, cuando aún mantenía una estupenda condición física e importancia en Philadelphia.

Su elegancia no pasó desapercibida para muchas mujeres. Uno de sus muchos líos de faldas precipitaron su posterior divorcio. Por desgracia, vivió además la caída en la droga de uno de sus hijos. Los golpes que da la vida. En la cancha modeló auténticas obras maestras. Así queremos recordarle. Julius Erving, doctor en Bellas Artes por la Universidad del Baloncesto.