SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

domingo, 17 de febrero de 2008

CINE Y BOXEO: Puños fuera (I)

El boxeo está íntimamente ligado al cine desde el origen. Algunas de las primeras imágenes en movimiento que se conservan corresponden a un combate de exhibición. Comenzaba aquí una fructífera relación cuyo resultado ha sido en algunos casos, poético.

Existen pocos deportes tan fílmicos como el boxeo. En el aspecto estético por la belleza y crudeza de sus movimientos, si bien en mi opinión la gran mayoría de las películas fallan en la escenificación de los combates. (Ningún boxeador que se precie golpea en aspa a su rival, como vemos en la mayoría, ni lo empuja fuera del cuadrilátero, ni mucho menos le agarra la cabeza y lo martillea al más puro estilo de zopenco tabernario). La ambientación sí suele ser magnífica. La atmósfera del ring, los periodistas al pie de las cuerdas, los inevitables mafiosos acompañados por bellas señoritas, el micrófono que baja desde el techo del recinto, el humo que se apodera de la estancia, los descansos en las esquinas...

En el aspecto social es un vergel por la riqueza dramática de todos los personajes. El boxeador suele ser en la gran mayoría de los casos una bala perdida, un alma sin rumbo que sale de la más absoluta miseria, toca el cielo y vuelve al suburbio, como resultado de su loca cabeza, las malas influencias o algún enfrentamiento contra los gánsters que controlan las apuestas y el circuito. No falta el veterano entrenador con muchas heridas de guerra, la sufrida novia de toda la vida, la chica cañón que utiliza sus encantos para embaucar al joven campeón y lo abandona cuando comienza la decadencia, el mafioso que exige el pago de favores anteriores o que dicta la carrera del protagonista, obligándole incluso a dejarse ganar. Estereotipos que han convertido al boxeo en un filón para el cine pero le han colgado el cartel de deporte para descebredados, corruptamente administrado por delincuentes. No sin razón en muchos casos, la verdad no se puede ocultar.

El cine sobre boxeo prolifera a partir de la II Guerra Mundial, intrínsicamente ligado al cine Negro y a la crítica social. Antes, los grandes del mudo, Charles Chaplin y Buster Keaton, habían jugado con los guantes. Al igual que dos monstruos de la dirección: David W. Griffith dirigió "Broken Blossoms"(Lirios rotos, 1919) y Alfred Hichcock "The ring" (El ring, 1927).

A continuación os presento algunas de mis películas favoritas, cuyo orden no responde a una clasificación. Me resisto a establecerlas en el cine, la música, la pintura y, como no, en el deporte. Cada una de ellas me ha cautivado por alguna razón o simplemente me ha llamado la atención. Espero que, si todavía no habéis visto algunas de las que comento, las descubráis próximamente.


Million dolar baby (La chica del millón de dólares, 2004)
Tenemos la suerte de disfrutar in situ la madurez de Clint Eastwood. Esta película sobrepasa el ámbito del boxeo y se adentra en los valores humanos más profundos. La crueldad de este psiquiátrico llamado planeta Tierra, la fuerza de una voluntad inquebrantable, el dolor de quienes han perdido a su familia o no significan nada importante para ella, la durísima elección entre la vida y la muerte. Espectacular trabajo de dos fenómenos, Eastwood y Freeman, y descomunal sorpresa. Una Hillary Swank cada vez más atractiva a medida que se desarrolla la película. En mi opinión es absolutamente imprescindible, guste el boxeo o no (el único fallo es el desenlace del último combate, pero a Clint se lo perdonamos todo). Resulta imposible contener la emoción. (Musical con imágenes de la película, a continuación).




Racing Bull (Toro Salvaje, 1980)
El extraordinario Martin Scorsese se inspiró en parte del libro del mismo nombre, autobiografía del incontrolable campeón del mundo de los pesos medios, Jake La Motta. Un descerebrado cuya locura le permitió sobrevivir en el ring pero dando tumbos en su vida personal. La recreación de alguno de esos combates, siempre en blanco y negro, está considerada como la mejor de todos los tiempos. El éxito de crítica fue arrollador pero pasó sin pena ni gloria por taquilla. En mi opinión, Scorsese refleja muy bien el carácter volcánico y caótico de La Motta, un tipo a quien nadie le prestaría las llaves de una central nuclear, pero produce cierta decepción en comparación con el libro. Robert de Niro se tomó la interpretación con su ética de trabajo habitual, engordando más de 15 kilos en la etapa decadente del boxeador. Joe Pesci está a su nivel, encarnando a su hermano. (Extracto de la película original con uno de sus combates contra Sugar Ray Robinson y su etapa de decadencia en una sala de Miami).




When we were kings (Cuando éramos reyes, 1996)
Maravilloso documental de la mítica "Batalla del Zaire" (1974) entre dos monstruos del boxeo, Muhammad Alí y George Foreman. León Gast recogió toda la información disponible de un acontecimiento sin parangón y lo narró con una tal claridad, ecuanimidad y belleza, que de nuevo sobrepasa la barrera de lo meramente deportivo. Recibió un Óscar en su modalidad pero bien podría competir con las finalistas a la mejor película en aquel año. Posee imágenes que ya son historia del deporte: las carreras de Ali acompañado de cientos de ilusionados lugareños, el húmedo y asfixiante gimnasio de entrenamientos (huele a golpe de estado, a sala de torturas como las que tenía Mobutu justo debajo del estadio de Kinshasa), la "sombra" que Alí realiza ante la cámara, durante un amanecer africano. Nadie se puede morir sin verlo. (La pelea, comentada por los periodistas Norman Mailer y George Plimpton).



The Hurricane(Huracán Carter, 1999)
No recuerdo alguna película anterior a la de Norman Jewinson que aborde la trayectoria de un boxeador negro. Rubin Carter era un buen pegador de los años sesenta, un tanto cabra, pero no un criminal. Lo encarcelaron de forma injusta, acusado de varios asesinatos que no había cometido. Se pasó 20 años en el calabozo hasta que un grupo de filántropos canadienses con mucho tiempo libre y dinero se tomaron su caso como algo personal y lograron su libertad. Un espléndido Denzel Washington interpreta a Carter con igual calidad dentro y fuera del ring. Más drama que acción, con banda sonora de Bob Dylan. El niño negro cursi americano sobra, como siempre. (La canción de Dylan, subtitulada con imágenes de la película).




Rocco e i suoi fratelli (Rocco y sus hermanos, 1960)
El neorrealismo italiano me produce desazón, me deja el alma herida. El gran director Luchino Visconti cuenta, entre otras mucha cosas, la emigración de muchos italianos del sur hacia zonas más prósperas e industriales del norte, como Milán. Entre ellos, la familia de Rocco, huérfana del patriarca, que aterriza en la urbe como seres de otro planeta. Tanto Rocco como su hermano Simone se sienten atraídos por el dinero fácil del boxeo, pero ambos son barcos sin rumbo: Simone se deja llevar por los más bajos instintos mientas a Rocco le pierde una bondad ingenua y suicida. La película posee momentos terribles y uno sublime, cuando la matriarca Rosaria levanta a toda la prole para que vean la nieve y salgan en busca de trabajo. Con más ánimos que comida.
(Trailer de la película de Visconti, la música ya es para suicidarse).




Rocky (1976)
En 1975 Muhammad Alí afrontó un combate de "trámite" contra un desconocido viajante de cervezas de Nueva Jersey, llamado Chuck Wepner. Contra todo pronóstico, Wepner tumbó al más grande en el noveno asalto y aguantó los 15 en pie, recibiendo al final 75 puntos de sutura. Otro desconocido por entonces llamado Sylvester Stallone recogió la idea y propuso al director John Alvildsen una película que recogiese la ilusión y el empeño de un desheredado -en la ficción llamado Rocky Balboa, de Philadelphia- quien entrega todo su corazón y su honor en una lucha desigual contra una estrella del ring. "Rocky" fue el éxito del año, recibió tres de los 10 Óscars a las que fue candidata e inmortalizó una de las escenas de entrenamiento, que podéis ver a continuación. La banda sonora se ha convertido en el himno de millones de horteras. Lo novedoso de "Rocky" fue que, en una historia tan comercial, el protagonista pierde. Este hecho le otorga más valor. Las secuelas (Rocky II a Rocky V) evolucionaron de regular a espantosas.



Próximamente: Puños fuera (y II).