Nuestro muy apreciado Rubén Bermejo nos recordaba una noche navideña lo genial que era el gran Pete Maravich, de quien escribimos hace unos días. En su opinión, nada heterodoxa, su más digno sucesor actual, por parecido físico y talento, es el inclasificable Jason Williams, "White chocolate" al otro lado del océano. Soy de la misma opinión, sin embargo, creo que la mayor diferencia entre Pete y Jason es, título NBA aparte, que Williams sí supo integrarse en la disciplina de un equipo, mientras Maravich era un Mozart incomprendido e incomprensible.
Para explicar mejor mi argumento, os muestro dos vídeos de Jason. El primero incluye imágenes de su exhibiciones en el Instituto y durante los primeros años en la NBA, en Sacramento. Llegaba con la mente fresca, espíritu rebelde y un estilo rompedor. Normal que los buenos amantes de este juego como Bermejo recobrasen el amor por el baloncesto, dominado por el músculo y la táctica obsesiva en los últimos años. El segundo pertenece a sus temporadas más recientes, en Miami. Apreciaréis en estas imágenes un estilo más maduro y conservador. Menos arabescos, más tiros en suspensión en posiciones ortodoxas, pases espectaculares pero no rompedores... El peso de cientos de partidos, la presión por la victoria y, evidentemente, el desgaste físico, le han obligado a atemperar su estilo. No le ha ido mal. Ganó un título impensable con Miami en 2006. Ahora vive momentos difíciles, que le han llevado a declarar: "Los jugadores somos prostitutas de lujo en la NBA". Carne de cañón y objeto de trueque entre clubes. Para nosotros siempre será un artista sin precio. Jason Williams.