Siempre hemos admirado a los pilotos, desde el primero hasta el último, que se juegan la vida en cada carrera en su búsqueda por la máxima velocidad y la gloria del triunfo. La seguridad y los protocolos de actuación en caso de accidente han mejorado una barbaridad en la actual Fórmula Uno. En junio del año pasado vimos el ejemplo en el espectacular accidente del polaco Robert Kubica en Canadá, cuando se estrelló contra las protecciones del circuito a más de 300 kilómetros por hora. Todos los elementos se unieron a favor del piloto: funcionó el HANS (head and neck support) anclaje de sujección de la cabeza, funcionó el casco de fibra de carbono, funcionó el habitáculo del asiento, revestido con fibra de Zylon (10 veces más resistente y ligero que el acero) y funcionaría el mono de Nomex, si el vehículo se incendiase. También estaba presente su ángel de la guarda en el momento del impacto. "El cielo puede esperar", titulamos un 18 de junio de 2007 en nuestra página de "La Región". No era para menos.
Por desgracia, otros excepcionales pilotos no disfrutaron de la suerte ni de los avanzados medios actuales. La lista de fallecidos en "combate" es demasiado larga. En youtube he encontrado este breve homenaje a alguno de ellos. Os advierto que las imágenes son, en algunos casos, muy duras. Y no sólo por la crudeza del impacto o porque se vea más o menos sangre. Hay varios casos especialmente dramáticos, los de Roger Williamson en Alemania (1973) o Riccardo Paletti en Canadá (1982), encerrados en una trampa de fuego. En el primero asistimos a la desesperación de su compañero David Purley, quien hace todo lo humanamente posible para rescatarle, a riesgo de su propia vida, pero contempla impotente el desenlace. Terrible. Imágenes que erizan los vellos.
Los accidentes mortales en la Fórmula Uno son, hoy en día, una excepción. En parte gracias al sufrimiento de los que cayeron años antes y obligaron al resto a prestar mayor interés por las normas de seguridad. Y pensar que antes existían circuitos urbanos -¡con gente y árboles cercanos a las cunetas!-, con un gorro de aviador y unos guantes como únicas protecciones de los pilotos. Nuestro respeto y recuerdo por estos héroes fallecidos en combate.