SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

martes, 24 de junio de 2008

YA ESTAMOS AQUÍ


Ya estamos aquí. Medio mundo escuchó el pasado domingo el suspiro de un país de privilegiada situación en el Planeta y forma de piel de toro. España superó los cuartos de final de la Eurocopa después de un agónico partido, y lo celebró casi como si hubiese ganado la final.

Porque ganar a Italia es siempre meritorio. Fieles a nuestro estilo, periodistas y entendidos auguraban una victoria segura española, incluso hasta la segunda parte. Bueno, tan segura como esas que se logran después de dos prórrogas y una tanda de penaltis en la que sólo nos pudimos permitir fallar uno. La locuacidad y, en muchas ocasiones, mal gusto de nuestros medios de comunicación parecían ignorar que Italia es la actual campeona del Mundo y merecía un respeto. Que este equipo no posee la calidad técnica de España -salvo Camonaresi, Toni y Buffon el resto son, en teoría, simplones- pero supo jugar, supo manejar el tempo del partido, supo a quien presionar, supo defenderse, sufrir, y buscar sus contadas ocasiones. (Por un momento imaginemos que los italianos aprovechan una de ellas. A ver quien era el guapo que saca después el trolebús de su portería, contra estos maestros en matar partidos. Igual se nos atragantaban los espaguetis).

No quitemos los méritos de España, y menos en esta ocasión. Nuestra selección atacó constantemente, lejos de diluirse cual azucarillo como en ocasiones anteriores. No era un partido para jugones y tiki taka. Era un partido para aunar talento, sufrimiento e inteligencia contra una columna espartana que sólo abre los escudos para clavar la lanza. Un partido donde no nos podíamos permitir llorar al árbitro ni poner la otra mejilla. Un partido con final propicio para sacar el instinto asesino en el momento adecuado. Así se hizo, manteniendo a todo el país al borde del infarto.

Todo un acontecimiento, y sólo fue el acceso a una semifinal. Los pronósticos indican que Rusia, temible rival, propicia el mejor estilo español, pero no ganemos el partido derrochando toneladas de palabras baratas. Que hablen los artistas en el campo. En mi opinión, creo que los jugadores de Aragonés al menos lo van a hacer con la mente fresca, sin la presión de plomo de la Maldición de los Cuartos. (Por cierto. Luis Aragonés, a quien el 90% de los entendidos periodistas y gran parte de aficionados calificaban como viejo caduco, cascarrabias e ignorante. Ahora alaban su estilo, dirección y decisión por dejar a Raúl González en casa ¿Se acuerdan ahora los mismos del capitán del Real Madrid? ¡Qué país!).

Los 10 últimos minutos del partido retransmitidos por la cadena CUATRO.