Los Juegos Olímpicos son el escenario majestuoso donde los mejores atletas del mundo deslumbran con su talento al resto de humanos. No sólo es deporte. Desde Michael Phelps hasta el último nadador, todos tienen una historia tras sus pasos. Algunos proceden de orígenes muy humildes, otros han desafiado obstáculos más duros que una valla o un listón para llegar a Pekín. Éstas son algunas de los casos más admirables de superación por el ideal Olímpico.
Oksana Chusovitina
Una de las grandes heroínas de Pekín y desconocida para el gran público. A sus 33 años, ejemplo de longevidad, ganó la medalla de plata en el salto de potro ante potentes y jovencísimas rivales. Chusovitina nació en la República de Uzbekistán, compitiendo a nivel internacional a partir de 1993. En el 2005 una grave noticia le obligó a dejar la competición, su hijo tenía leucemia. Dispuesta a todo por salvarlo, lo trasladó a Alemania, donde se pudo costear un tratamiento que hoy le mantiene vivo. En pago y agradecimiento por la vida más preciada -y suponemos porque la vida en Europa es más tranquila que allá por Asia- la uzbeka se nacionalizó alemana. Se mantiene a excelente nivel y promete llegar a los Juegos de Londres 2012 ¡a los 37 años! Nada es excesivo para ver sonreir a su hijo.
Edinanci Silva La vimos en uno de los combates de Judo contra la española Esther San Miguel, en la categoría de -78 kilos. Edinanci nació hace 31 años en Souza, en un ambiente tan humilde como marginal de Brasil. Su aspecto masculino despertó pronto sospechas entre sus competidoras. En 1995 le exigieron someterse a examen -bonito plato de gusto- encontrándose dos pequeños testículos internos. Seis meses después le fueron extirpados, pero la desconfianza de sus "compañeras" le obligó a superar nuevos análisis, incluido uno genético. Confirmada su feminidad, pudo pisar con libertad el tatami, logrando dos bronces en los Mundiales de 1997 y 2003, suscitando unas críticas que seguro no tendría si fuese la penúltima clasificada. Pese a todos los problemas, a Silva la describen como una persona tierna, generosa y muy preocupada por trabajar con niños sin recursos. Cayó en las rondas previas, pero posee la medalla al verdadero espíritu olímpico.
Natalia Partyka Siempre es impactante verla por primera vez. Después uno se olvida de estos detalles. La tenista de mesa polaca Natalia Partyka nació con una malformación congénita en su brazo derecho, una condena de la naturaleza que cortó el desarrollo de su articulación a la altura del codo. Lejos de acomplejarse o buscar el compadecimiento ajeno, Natalia ha trabajado y competido desde pequeñita en un deporte tan técnico, absolutamente mitificado en la China. Pronto se encontró en la situación del atleta sudafricano Pistorius, demasiado bueno para los parolímpicos, capaz de competir con la elite. Lo ha conseguido sin pedir trato de favor. Verla sacar deslizando la pelotita sobre su brazo derecho es espectacular.
Reese Hoffa En los Campeonatos del Mundo en pista cubierta de 2006 salió a la luz la aciaga infancia de este lanzador de peso estadounidense de 1,80 metros y 140 kilos. Hoffa y sus tres hermanos fueron abandonados por su madre cuando apenas contaba cuatro años, después de un incendio en su humildísima casa. Después fue separado de ellos y dado en adopción a una familia que se esmeró en aportarle todo el cariño posible. Pero la sangre tira y Reese se negó a olvidar el lecho materno. Se propuso reunir a toda la familia como fuese, incluso llamando por teléfono al azar. Cuando cumplió los 23 años, en el 2000, encontró una web dedicada a reunir familias separadas por el destino. Allí encontró a su madre. Desde entonces, quienes le rodean afirman verle más feliz que nunca, comprensivo con quien le abandonó y agradecido con los que le criaron. Se casó y es campeón en Mundo, aunque en Pekín no realizó un buen concurso.
Roqaya Al-Gassra Resulta imposible no fijarse en ella. Entre atletas esculturales, explosivas, figuras de ébano o fibrosas y elegantes gacelas se encontraba esta velocista del Estado musulmán de Bahrein, cubierta de pies a cabeza con un hiyab ¡patrocinado por Nike! Su caso ha suscitado un debate comparable al del velo de las universitarias. No fue la única de tal guisa en Pekín, también compitieron cubiertas para no ofender a Alá Bulthaina Al-Yaquobi (Omán), Homa Maitha (Irán), Robina Muquimar (Afganistán) o Shaima El Gammal (Egipto), si bien esta última lo hizo por propia voluntad. En el caso de las anteriores no les queda otro remedio si quieren cumplir el sueño olímpico. Al-Gassra es una heroína que ha marcado un camino, como la argelina Hassiba Bulmerka en su tiempo. Creo que el COI hace bien en admitir a estas atletas. Si Al-Gassra mantiene su progresión en los 200 metros y accede a una final puede convertirse en un símbolo de libertad en su propio país, un caballo de Troya que mejore el papel de la mujer allí donde impera el nefasto Corán. Por desgracia, sacar del Medievo a estos países será una labor de generaciones. El deporte puede ayudar a esta titánica misión.
Natalie Du Toit y María Belén Dutto
La nadadora sudafricana que compitió en la prueba de 10 kilómetros en aguas abiertas es otro símbolo de superación al estilo de la polaca Partyka. Natalie fue la primera atleta con una pierna amputada -tras un accidente de moto a los 17 años- que participa en cualquier prueba olímpica. La chica se mantuvo en el grupo de cabeza durante gran parte de la carrera y mostró su decepción por no terminar entre las cinco primeras. Excelente ambición. Promete regresar en Londres 2012. Otro caso peculiar fue el de la ciclista de bicicross argentina María Belén Dutto, quien compite a pesar de una sordera de nacimiento que le impide ¡escuchar la señal de salida! Pero más cornás da el hambre. Dutto se las arregla como puede y ya es olímpica.
Todos ellos y muchos más -con historias que no han salido a la luz- lucharon, superaron obstáculos y alcanzaron el ideal olímpico. Como bien dice la polaca Partyka: "Los sueños pueden hacerse realidad. Nada es imposible si crees en tí".