En la ceremonia de Inauguración de los Juegos de Pekín se recordó el pasado imperial de una China donde prácticamente no se ponía el sol. Una parte de la Historia de este inmenso país que terminó de forma abrupta, muy al estilo de las Revoluciones Rusa o Francesa.
Es la Historia del último Emperador de una larga dinastía, Pu Yi. Una infancia encerrada en una jaula dorada y un destierro condenado al silencio, lejos del privilegiado trono para el que había sido educado, convertido en un elemento más entre los millones de chinos. Una historia tan apasionante como increíble, plasmada en papel con el título "De Emperador a ciudadano", que el director de cine Bernardo Bertolucci llevó al celuloide en la espléndida "El Último Emperador".
El periodista del diario "El Mundo" David Jiménez tuvo acceso a los actuales descendientes de "El Elegido". Hoy, curiosidades de la vida, son anticuarios, futbolistas, miembros del propio partido que expulsó a su estirpe de la "Ciudad Prohibida". Merece la pena perder un trozito del fin de semana en la lectura de este interesante reportaje.
Si el reportaje despierta su interés, les recomiendo la estupenda película -lo ideal sería verla en toda su magnitud en el cine- dirigida en 1987 por Bertolucci, "El Último Emperador". Les muestro una de mis escenas favoritas, cuando Pu Yi es proclamado Emperador. Un niño deslumbrado por lo que le rodea e incapaz de comprender que es un Dios dentro de "La Ciudad Prohibida". Tampoco lo comprende el espectador, encerrado junto a su último emperador en un mundo de cristal, mientras China estalla en el exterior.