Queridos amigos, una inoportuna gripe me mantuvo la pasada semana al otro lado de la delgada línea roja que separa la coherencia de la locura. Pero no existen obstáculos suficientemente altos en nuestro imparable ascenso de la montaña. Aquí estamos. Vivos y más fuertes que nunca.
Aprovecho estos días para desearos un feliz y próspero año 2008 en este gigantesco psiquiátrico llamado planeta Tierra. Tenemos por delante muchos momentos épicos para disfrutar en las arenas y los circos del siglo XXI. Sumad a mis deseos los de Rafa Nadal, un león que regresará con muchas ganas, después de un período de merecido descanso en su refugio de Manacor.
Gloria a los héroes que vendrán.