Antes de nuestras merecidísimas vacaciones, tuvimos la suerte de disfrutar en Ourenseville de dos semanas de puro baloncesto: Campus Elitexove, Clinic de la Diputación, Campus ABP y el Torneo Internacional Preolímpico. Dos de estos eventos fueron dirigidos por el veterano y venerable entrenador Pepe Laso, en mi opinión uno de los mejores en técnica y táctica individual. Los conocimientos de Laso no se limitan al juego, sino a todo lo que rodea este tan apasionante como cruel mundo del deporte profesional. Posee, pues, la condición de Maestro. Nada nos gusta más que aprender de los mejores.
Por obvios motivos de trabajo pudimos conversar con el Maestro Laso de baloncesto. Como suele ser habitual, las entrevistas apenas contienen el 30% de lo dicho por el personaje. Aprovecho este espacio para prolongar con comodidad las ideas de Pepe Laso que se publicaron en "la Región". Pepe Laso, Maestro por vocación.
Campus Elitexove. 25 jóvenes con ganas de hacerse un hueco en el baloncesto profesional. ¿Cuál es el objetivo de este evento y qué nivel de jugadores comparece?
-Es grupo de gente de características similares. Poseen más físico que conocimiento del juego. Se trata de que mejoren esta facetas: el bote, el tamaño del campo, cómo moverse cómodamente en los espacios. Ese es el principal motivo del Campus. Aquí no especializamos a nadie. Los grandes también tienen que botar y los pequeños tirar. Todos los jugadores aprenden a desenvolverse en todas las posiciones.
Bote, lectura del juego, aprovechamiento de los espacios... ¿Cuál de esos aspectos es el que más carece el jugador?
-El conocimiento del campo es lo más difícil. La puntería se puede mejorar a largo plazo, pero la toma de decisiones puntuales y correcta es lo más complicado. Saber donde están guardados todos los cacharros de la cocina no es sencillo. Además, sólo se aprende jugando. No existe otra fórmula que jugar para corregir los errores en vivencias propias. El entrenador poco tiene que hacer. Existe una creencia general errónea de que el entrenador hace mejores a los jugadores. Esto sólo sucede en muy pequeños casos. Son ellos quienes se hacen mejores, jugando. Cuanto menos lo hacen más se aburren y menos aprenden. Mejorarían más rápido si les dejásemos jugar con libertad en lugar de encorsetarles en sistemas. Se les obliga a ceñirse a un grupo sin respetar sus propias iniciativas. En mi opinión es otro grave error en las categorías de formación.
En este proceso de aprendizaje existe una pregunta eterna, ¿qué porcentaje corresponde a talento y cuánto a trabajo e inquietud por mejorar?
-Va de la mano. Hay chicos más dotados y otros menos dotados. No hay duda de que todos aprenden practicando pero después cada uno tiene su techo. No olvidemos que el baloncesto siempre es un deporte individual, donde los jugadores aciertan o se equivocan, dentro de una orquesta que debe sonar bien. No lo hará si cada uno de los músicos desafina al tocar su flauta.
(¿Un ejemplo? El Maestro Laso pone la pelota en los pies).
-El de la selección de fútbol en la Eurocopa. La ganaron porque nuestros jugadores son mejores individualmente. No era cuestión de músculo ni coraje. El mérito de Luis Aragonés fue amoldar el talento individual a un grupo, montar la orquesta. Pero, en definitiva, España poseía cinco o seis jugadores desequilibrantes individualmente. En baloncesto nos pasa igual, poseemos cuatro o cinco jugadores superiores individualmente. Una cooperativa de torpes no hace relojes. Nosotros debemos fomentar que los jóvenes sean lo más listos posible.
En cada sesión enseña algo nuevo. ¿De dónde bebe Pepe Laso?
-He jugado al baloncesto desde los 14 años, siempre me interesó y siempre he estado abierto a las novedades. La vida está siempre en el futuro. El ayer es tarde. Aunque sea muy mayor no creo en el pasado. Nada pasado fue mejor. Intento mantenerme vivo en el presente y en el futuro, intento estar en vanguardia. Observando en todas partes.
¿Algún equipo o baloncesto en particular?
La Internacionalización de las competiciones parece imparable.
-El proteccionismo, como todos, a la corta crea pequeñas ventajas pero a la larga es perjudicial para el jugador español. El deportista debe competir contra todos para mejorar. Si Pau y Calderón están en la ACB, fantástico, pero si marchan que vengan los mejores de cualquier sitio. No podemos pretender una liga competitiva con chicos de casa, de 1,90 metros y tripita. Está bien que el sindicato se defienda, pero no se puede remar contra corriente y ésta es que jueguen los mejores, respaldado por la Unión Europea. Llegar a pactos, sí. Pero la realidad es así.
El juego colectivo no me interesa, me interesa las cosas que hacen los jugadores. Me costaría trabajo explicar como juega tal o cual equipo. No me interesa. Aprecio los valores individuales, por eso me gusta este año el Joventut. Me considero más Maestro de escuela que entrenador o catedrático. El jugador siempre va por delante. Insisto, es un error pensar que el entrenador inventa el baloncesto. La obligación del entrenador es ver cómo un jugador inventa sin darse ni cuenta. Copiar lo mejor de un chico genial: un pase de Magic, un tiro de 9 metros de Rudy Fernández, las manos en defensa de Ricky Rubio... Son aspectos que debemos observar, analizar y transmitir a otros jugadores.
Juegos Olímpicos y el equipo estadounidense a tiro ¿Se acortan las distancias en la realidad?
-Hay un aspecto que nos hace soñar y pensar que estamos a su nivel. Producimos pocos pero muy buenos jugadores. La diferencia es que EE.UU. produce una enorme clase media de jugadores, una elite mayor, porque tiene 200 millones de habitantes y, no me cabe duda, el baloncesto es un deporte de la clase negra. Ahora ya respetan al europeo. Aprecian su talento colectivo y la capacidad de aprendizaje, elementos que les cuesta entender por su propio tipo de sociedad.
¿Falla quizá EE.UU. en la orquesta?
-Sí. Creo que una circunstancia les ha hecho mucho daño. El permitir en su tiempo que los jóvenes talentos pasasen a la NBA sin cumplir el ciclo universitario. Antes, salvo por condiciones humildes y necesidades familiares, todos lo cumplían. Pero las presiones de los jugadores propiciaron el cambio. ¡algunos han pasado con 19 años! Son buenos pero les falta la maduración que se adquiera en la universidad.
Juegos Olímpicos y el equipo estadounidense a tiro ¿Se acortan las distancias en la realidad?
-Hay un aspecto que nos hace soñar y pensar que estamos a su nivel. Producimos pocos pero muy buenos jugadores. La diferencia es que EE.UU. produce una enorme clase media de jugadores, una elite mayor, porque tiene 200 millones de habitantes y, no me cabe duda, el baloncesto es un deporte de la clase negra. Ahora ya respetan al europeo. Aprecian su talento colectivo y la capacidad de aprendizaje, elementos que les cuesta entender por su propio tipo de sociedad.
¿Falla quizá EE.UU. en la orquesta?
-Sí. Creo que una circunstancia les ha hecho mucho daño. El permitir en su tiempo que los jóvenes talentos pasasen a la NBA sin cumplir el ciclo universitario. Antes, salvo por condiciones humildes y necesidades familiares, todos lo cumplían. Pero las presiones de los jugadores propiciaron el cambio. ¡algunos han pasado con 19 años! Son buenos pero les falta la maduración que se adquiera en la universidad.
También les ha perjudicado la gran cantidad de partidos de la liga NBA. Juegan hasta 100 partidos en una temporada y, por lógica, no son todos buenos. El jugador se ablanda. Tanto él como el entrenador necesitan tiempo. No puedes trabajar 16 horas diarias en una fábrica, no rindes.El problema es que el negocio está allí muy por encima del deporte. Los intereses económicos se imponen.
La figura del entrenador. En una entrevista el gran Ettore Messina afirmaba que hoy en día el técnico era más un gestor que un entrenador. ¿Está de acuerdo con esta reflexión?
-En los grandes equipos sí. Es tan importante reclutar bien como entrenar bien. Si lo haces mal o no sabes actuar como jefe de personal... En edades jóvenes y categorías de no alta competición la dedicación al jugador termina siendo más rentable que armonizar un grupo de jugadores torpes. Si no tienes jugadores tan buenos como los de Messina y pretendes armonizarlos o atarlos, el equipo irá a menos. Mejor es soltar amarras, que tus jugadores aprendan a mejorar individualmente. Además, pensemos que pueden existir 30 o 40 buenos jugadores por Europa. El resto, aunque suene duro, son mediocres. Ellos lo saben cuando fichan por un club de tercera o cuarta categoría. Invirtamos en la formación.
Sin perder de vista los Juegos Olímpicos. ¿Se atreve a pronosticar un resultado para España?
-Podemos esperar todo o nada. Que sean campeones o que terminen séptimos, dado este sistema de competición por cruces. Las circunstancias son tantas que es difícil ser optimistas, porque hay muchos otros equipos optimistas. No me cabe duda de que este equipo de Aíto dará la cara y ofrecerá espectáculo. Después, todo dependerá de que entre la pelotita o no.
Usted es un buen conocedor de la filosofía del Tau Vitoria y amigo de su presidente, Josean Querejeta. ¿Cuál es el secreto de que este equipo del montón en su origen sea hoy una potencia continental?
-Es el secreto de los despachos. El secreto de adelantarse a las circunstancias. Fichar a jóvenes jugadores -nada baratos por cierto- cuando nadie apuesta por ellos. El Tau funciona como cualquier empresa. Como Inditex, a ritmo y nivel muy por encima del resto de clubes. Todo responde a Querejeta porque, como en la mayoría de los aspectos de la vida, hay una persona que pone todo en funcionamiento. Las grandes ideas tienen siempre detrás hay un gran personaje.
El Futuro del baloncesto, ¿por dónde irán los tiros y qué debe cambiar para mejorar?
-Al baloncesto le urgen cosas. Primero agrandar el campo. Estamos jugando en el mismo campo de hace 40 años y sus límites agobian. Antes un pivot medía 1,95 pero ahora el base supera 2,03. Con las medidas actuales se premia la destrucción.
La figura del entrenador. En una entrevista el gran Ettore Messina afirmaba que hoy en día el técnico era más un gestor que un entrenador. ¿Está de acuerdo con esta reflexión?
-En los grandes equipos sí. Es tan importante reclutar bien como entrenar bien. Si lo haces mal o no sabes actuar como jefe de personal... En edades jóvenes y categorías de no alta competición la dedicación al jugador termina siendo más rentable que armonizar un grupo de jugadores torpes. Si no tienes jugadores tan buenos como los de Messina y pretendes armonizarlos o atarlos, el equipo irá a menos. Mejor es soltar amarras, que tus jugadores aprendan a mejorar individualmente. Además, pensemos que pueden existir 30 o 40 buenos jugadores por Europa. El resto, aunque suene duro, son mediocres. Ellos lo saben cuando fichan por un club de tercera o cuarta categoría. Invirtamos en la formación.
Sin perder de vista los Juegos Olímpicos. ¿Se atreve a pronosticar un resultado para España?
-Podemos esperar todo o nada. Que sean campeones o que terminen séptimos, dado este sistema de competición por cruces. Las circunstancias son tantas que es difícil ser optimistas, porque hay muchos otros equipos optimistas. No me cabe duda de que este equipo de Aíto dará la cara y ofrecerá espectáculo. Después, todo dependerá de que entre la pelotita o no.
Usted es un buen conocedor de la filosofía del Tau Vitoria y amigo de su presidente, Josean Querejeta. ¿Cuál es el secreto de que este equipo del montón en su origen sea hoy una potencia continental?
-Es el secreto de los despachos. El secreto de adelantarse a las circunstancias. Fichar a jóvenes jugadores -nada baratos por cierto- cuando nadie apuesta por ellos. El Tau funciona como cualquier empresa. Como Inditex, a ritmo y nivel muy por encima del resto de clubes. Todo responde a Querejeta porque, como en la mayoría de los aspectos de la vida, hay una persona que pone todo en funcionamiento. Las grandes ideas tienen siempre detrás hay un gran personaje.
El Futuro del baloncesto, ¿por dónde irán los tiros y qué debe cambiar para mejorar?
-Al baloncesto le urgen cosas. Primero agrandar el campo. Estamos jugando en el mismo campo de hace 40 años y sus límites agobian. Antes un pivot medía 1,95 pero ahora el base supera 2,03. Con las medidas actuales se premia la destrucción.
La clave no consiste en subir la canasta, sino el campo y la línea de tres. El campo se abre y el juego mejora. El mayor problema para la FIBA sería cambiarlo en los cientos de países que la componen. En las ligas Europeas sí se podría hacer, igual que se decidió el de los tres árbitros.
¿Persistirán los conflictos administrativos?
-Vivimos en una parte del mundo donde el deporte está muy subvencionado, las pistas son municipales y los clubes pierden independencia y no pueden crear sus propias ligas. La administración intenta monopolizarlo todo y se crean tensiones, porque los clubes se juegan su dinero. Ya tenemos un enfrentamiento entre Federación y Ligas profesionales. Pero también existen entre diferentes competiciones. La Euroliga pretende invitar a 16 equipos fijos, tres de ellos españoles, restingiendo la capacidad de premiar a la propia ACB. Otro problema. Ganará Europa, porque las competiciones crecen. Equipos como Madrid o Barcelona no pueden estar fuera. Siempre existirán los problemas.La Internacionalización de las competiciones parece imparable.
-El proteccionismo, como todos, a la corta crea pequeñas ventajas pero a la larga es perjudicial para el jugador español. El deportista debe competir contra todos para mejorar. Si Pau y Calderón están en la ACB, fantástico, pero si marchan que vengan los mejores de cualquier sitio. No podemos pretender una liga competitiva con chicos de casa, de 1,90 metros y tripita. Está bien que el sindicato se defienda, pero no se puede remar contra corriente y ésta es que jueguen los mejores, respaldado por la Unión Europea. Llegar a pactos, sí. Pero la realidad es así.