Sobre el último partido de la
selección española de baloncesto contra Brasil sólo caben dos posibilidades. La
primera es que el equipo de Scariolo se dejase perder para evitar a los Estados
Unidos en una posible semifinal. Si fuese así sería una opción moralmente
deleznable e incluso fatal, porque tanto Francia, como Lituania o Rusia podrían
vencer a esta irregular y confiada España antes de lo previsto.
La segunda
posibilidad es que nuestra selección perdiese por méritos propios. Entonces la
conclusión tampoco sería positiva, porque confirmaría el tibio momento de juego
del equipo. Comienza avasallando en el primer cuarto, se relaja a partir del
segundo y después se juega el partido en un final incierto. Así no llegaremos
muy lejos.
Estados Unidos es un equipo atléticamente impecable, pero no es
invencible y sí débil bajo el aro. España podría ganarle rayando la perfección,
en un amistoso, en cuartos, semifinal o en la final. Podemos escapar de ellos
hasta la final, o ir a la guerra toque cuando toque. Apostemos siempre por lo
segundo y confiemos en esta privilegiada España.
Publicado en La Región (8-VIII-2012)