Alegría y tristeza. El
excepcional vallista chino Liu Xiang fue el campeón en Atenas 2004 y héroe
nacional del país de los 1.300 millones de hormigas que dominan el mundo. En
Pekín 2008 asistimos impotentes a su agonía en la salida de las series previas,
roto por el dolor de un tendón de Aquiles destrozado. Nadie se merece esa
tortura. Su entrenador tuvo que disculparse en público, sollozando, si bien
creo que no le ejecutaron.
En Londres vimos un episodio similar. Inseguro, no
pasó de la primera valla. El tendón, otra vez. Terminó la prueba cojo, abrazado
al resto de rivales, me temo más cariñosos que sus propios técnicos. Ni en una
ni en otra prueba debía participar Liu, claramente lesionado.
Desconozco si lo
hizo por presiones de su comité, entrenadores o patrocinadores, pero fue una
decisión inhumana. Nuestra amazona Beatriz Ferrer-Salat se negó a competir
porque su montura ‘Delgado’ no parecía recuperado de una dolencia, pese a las
presiones de su Federación. En China, Liu Xiang vale menos que un caballo. Hay
miles esperando su puesto.
Publicado en La Región (9-VIII-2012)